Investigación de Marina Vanegas Montoya, prima del Poeta, con textos de José Fernando Flórez Alvarez, Clemencia Grisales García, Rubén Darío Vanegas Montoya y Alfredo Vanegas Montoya. Aportes del Ingeniero Pedro Montoya Muñoz Director Ejecutivo de la Fundación Internacional Casa Montoya y de Alvaro Vanegas Montoya, Presidente de la Fundación Internacional Casa Montoya, Primos Hermanos del Poeta Hernando Montoya Montoya.
Reseña biográfica elaborada por el Historiador y Académico José Fernando Flórez Alvarez:
«Nacido en Rionegro, vereda El Tablazo, el día 19 de noviembre de 1919. Hijo de Gabriel Montoya Elejalde e Irene Montoya Arcila, en familia de trece hijos. Educación primaria en Rionegro, cursó estudios secundarios y superiores e ingresó al Servicio Nacional de Aprendizaje SENA -Medellín. Trabajó como maestro en Fredonia, en el Diario El Correo de Medellín, candidato al concejo de Medellín, jefe de personal en Gaseosas Lux, jefe de ventas en Coca Cola. Fue profesor por más de 30 años del Sena, en la cátedra de Relaciones Humanas, donde sobresalió por su brillante docencia. Formó con sus discípulos diferentes clubes, entre ellos: club de karnasia, de gallinazos, culturales, políticos, de bebida, diversión, etc. (graduados con diplomas) y tertuliaderos que eran de mucha actividad social en Medellín.
Su estrecha relación con la bohemia, la poesía el arte y la música, hizo que su apartamento, contiguo al Teatro Opera, en esos tiempos se convirtiera, este empedernido solterón, en encuentro obligado de los más connotados artistas y políticos de la ciudad. Camilo García (Dueto de Antaño), le compuso la música al poema Corazón Antioqueño, que se convirtió en un himno y canción arraigada y patrimonial del sentimiento paisa.
Su obra literaria con más de mil escritos, caracterizados por su gran densidad literaria, profundidad en su lenguaje, inteligencia en su comunicación y sublimada versatilidad en la presentación de sus poemas. Le canta a la vida, a la patria, a su Rionegro que lo vio nacer, a sus amigos y hace un legado de amor de humanidad y de gran sentimiento familiar en su brillante obra literaria.
Entre sus Obras están: Himno a Rionegro, Canto de amor a Rionegro, Me lo dijo mi mamá, Corazón Antioqueño, Himno del SENA, La mirla del Tablazo, Oración a Jesucristo, El arte de beber gratis, Que es un hombre, La fiesta maicera, La noche, La indiferencia, versos verracos, entre otras.
Fallece en Medellín, el 8 de Septiembre del año 2000, dejando una obra de alta dimensión literaria, anécdotas, escritos y temas académicos con base a las relaciones humanas, reconociéndolo el gobierno como “El poeta de la Montaña”. Como costumbre de afecto y amor por su terruño, se firmaba: Como el último montañero de Rionegro.
“CORAZON ANTIOQUEÑO”
Tengo una novia en la tierra
tengo una madre en el cielo
tengo un alma de poeta
y un corazón Antioqueño.
Cuando la noche se inunda
de resplandores morenos
dejo mi rancho y entono
mi serenata a los cielos.
Con una arma en la cintura
con una flor en el pecho
y en la mano una guitarra
donde cabe el mundo entero
Cuando en los cielos preguntan
por lo mucho que te quiero
se estremece mi guitarra
con un bambuco Antioqueño
que se pierde entre la noche
como se pierde un lucero».
Desde la izquierda, Carlos Mario Vanegas Montoya, Berta Lucía García Restrepo, Alvaro Vanegas Montoya, Hernando Montoya Montoya (El poeta Montoya, autor del bambuco Corazón Antioqueño), Alfredo Vanegas Velásquez, Beatriz Jaramillo Vélez, Alfredo Vanegas Montoya, Luisa Montoya Arcila de Vanegas y Hernando Vanegas Montoya. Adelante, los niños Raúl David y Angela María Vanegas Correa. Matrimonio de Alfredo Vanegas Montoya con Beatriz Jaramillo Vélez, Medellín, Antioquia, Colombia, Mayo 14 de 1980
Matrimonio de Alfredo Vanegas Montoya con Beatriz Jaramillo Vélez, desde la izquierda, Joffre Peláez Mejía, Vicepresidente de la ANDI, Beatriz Jaramillo Vélez, Alfredo Vanegas Montoya, Gabriel Sonny Londoño Jaramillo, Alcalde de Medellín, Hernando Montoya Montoya, – el Poeta Montoya -, y Gabriel Harry Hinestroza, empresario. Medellín, Antioquia, Colombia, Mayo 14 de 1980
Desde la izquierda, Jairo Londoño Vanegas, Marina Vanegas Montoya, Francisco Javier Vanegas Montoya, Amanda Correa González, José Raúl Vanegas Montoya, Germán Vanegas Montoya, Carlos Mario Vanegas Montoya, Berta Lucía García Restrepo, Alvaro Vanegas Montoya, Hernando Montoya Montoya -El Poeta Montoya autor de «Corazón Antioqueño»-, Alfredo Vanegas Velásquez, Beatriz Elena Jaramillo Vélez, Alfredo Vanegas Montoya, Luisa Montoya Arcila de Vanegas, Hernando Vanegas Montoya, Rubén Darío Vanegas Montoya, Luz Elena Vanegas Montoya, Sofía Montoya Montoya, Nury Montoya Montoya, Luz Montoya Montoya, Jaime Echeverri González, María Elena Márquez Montoya, Jesús Grisales Bermúdez y Leticia Montoya Montoya. Adelante, niños Raúl David Vanegas Correa y Angela María Vanegas Correa. Matrimonio de Alfredo Vanegas Montoya con Beatriz Elena Jaramillo Vélez, Medellín, Antioquia, Colombia, Mayo 14 de 1980
Ultimos instantes del Poeta Hernando Montoya Montoya vividos por Clemencia Grisales García.
«Llegué, con mi mamá Lucía, a la residencia de mayores y me acerqué a Don Hernando quien reposaba en silla reclinomatic. Le dije: soy Clemencia la esposa de Germán. Respondió: el hijo de Luisa mi tía. Le dije: si señor. Replicó: Que tal ole? El vecino en otra silla me llamó con una seña y en voz baja me dijo: «El se está muriendo». Volví hacia el primo hermano de mi esposo, entoné «Corazón Antioqueño» y escuchando su bella composición partió a la eternidad uno de los grandes poetas de Colombia».
Homilía del Sacerdote Franciscano Rubén Darío Vanegas Montoya, primo del Poeta, en la Ceremonia Exequial de Hernando Montoya Montoya. Iglesia de La Consolata, Medellín 9 de Septiembre de 2000
ME LO DIJO MI MAMA – Tesoros de la Biblia Paisa
RECUERDOS INOLVIDABLES DEL ULTIMO MONTAÑERO DE RIONEGRO
Primera Portada
El significado de estas expresiones lo vine a comprender con el correr de los años, cuando la vida me enseñó a golpes de experiencia que la felicidad no es un regalo de los dioses y que es nuestra actitud hacia la vida lo que determina la actitud de la vida hacia nosotros.
Cada día que pasa estoy saboreando la grandeza de estas sencillas verdades que mi mamá sabía decirlas con bondad, belleza y dulzura.
Doña IRENE MONTOYA DE MONTOYA desde los cielos me estimula con su sonrisa amable, para hacerme sentir que, al recordarla con estos mensajes, estoy reconociendo la hermosura que se encierra en el alma de todas las madres del mundo.
Esta no es una colección de pensamientos de grandes hombres de la cultura. Con calma he recogido palabras de mi mamá que ha orientado muchos reflejos de mi conducta. Desde el subconsciente me siguen alumbrando estas recomendaciones que podrían definirse como PSICOLOGIA EXPERIMENTAL.
El desorden trae ruina, mijo.
Saque el pecho y levante la cabeza, mijo.
Mostrar miseria no resuelve nada, mijo.
Al generoso nunca le falta nada, mijo.
El que se enseña a remendar muere remendando, mijo.
Salga al encuentro del amigo, mijo.
Entre pisando firme siempre, mijo.
Ojo vivo y pata ligera, mijo.
Haga el favor sonriendo, mijo.
El que pide con miedo invita a negar, mijo.
Petulancia es de caranga resucitada, mijo.
Franqueza no es grosería, mijo.
El estímulo sincero es felicidad compartida, mijo.
No lo cuente todo siempre, mijo.
Con la cuchara no se juega, mijo.
Hágale filo al machete, mijo.
No se preocupe por lo que están haciendo los vecinos, mijo.
Mucho cuidado con las cáscaras, mijo.
Si sobra arroz en la mesa recuerde que hay hambrientos en la calle, mijo.
Con un solo fosforito se puede quemar todo el monte, mijo.
No hay carga más pesada que una mujer liviana, mijo.
Juntos pero no revueltos, mijo
Lea siempre con un lápiz en la mano, mijo.
De esto tan bueno no dan tanto, mijo.
Servir no es ser sirviente, mijo.
No se vuelva muy confianzudo con la sirvienta, mijo.
No reciba regalos de un extraño, mijo.
La persona así como habla así camina, mijo.
Con las camas distendidas no se reciben visitas, mijo.
No le tenga confianza al que bota la basura a la calle, mijo.
Lea bastante pero no crea todo lo que dicen los libros, mijo.
Ser violento no es ser valeroso, mijo.
Al que se levanta aburrido nada le resulta bien, mijo.
Amabilidad excesiva huele a pura trampa, mijo.
Hable más clarito y menos duro, mijo.
Huir del peligro no es cobardía, mijo.
Problema no es gelatina, no lo estire, mijo.
Encomiéndese a Dios y arranque tranquilo, mijo.
Amar es compartir, mijo.
Trate de ser primero en todo, mijo.
Cuando vaya a casa ajena no lleve la vejiga llena, mijo.
No se duerma en las fiestas, mijo.
Quiera mucho a los vecinos pero no tumbe la reja, mijo.
Los buenos se juntan, los malos andan en manada, mijo.
Más bueno que servir no hay nada, mijo.
Perro que late no muerde, mijo.
Montañero no pega en pueblo, mijo.
Los obstáculos son parte del camino, mijo.
La honradez no se aprende en los libros, mijo.
Despacio si la carretera es larga, mijo.
Si no sabe cantar no abra la boca, mijo.
No mate los pajaritos, mijo.
No se atraviese mucho, mijo.
Los ruidos no dejan pensar, mijo.
Al que madruga Dios le ayuda, mijo.
Piense en grande y llegará a grande, mijo.
No trague entero como las gallinas, mijo.
Nunca se tape la cara, mijo.
No postergue sus buenos propósitos, mijo.
Que se le caiga la cuchara pero que no se le caigan los calzones, mijo.
Sentido común es saber que va con qué, mijo.
A las mujeres déjelas que sean mujeres, mijo.
El que perdió el hogar lo perdió todo, mijo.
Nadie engorda lambiendo, mijo.
El defecto más detestable es no saber disimular los defectos, mijo.
Que tal que uno tuviera que gustarle a todo el mundo, mijo.
El que empieza a dudar de todo termina dudando de sí mismo, mijo.
Quien nada debe nada teme, mijo.
Si un amigo te necesita acude pronto. Si te invita a almorzar, no gastes afán, mijo.
Si a ti mismo no te interesa lo que haces, a quién puede interesarle, mijo.
Detrás de un hombre de bien hay siempre una mujer honesta, mijo.
Ayúdele a su papá, mijo.
Vaya dándose cuenta para qué es la inteligencia, mijo.
Cerebro desocupado, taller del diablo, mijo.
Una mujer estimulada es capaz de dormir sobre una tabla, mijo.
Póngale el ojo al detalle clave, mijo.
El que recibe come bien, el que da duerme mejor, mijo.
El libertinaje es pan del diablo, mijo.
No me vaya a tocar «la presa del forastero», mijo.
El que lucha, come y se baña, la suerte nunca lo engaña, mijo.
La opulencia es el producto del robo, mijo.
Un grito a tiempo vale más que cien vaqueros, mijo.
Coma despacio y con gusto, mijo.
Pedir perdón no es cobardía, mijo.
No se vaya solo, mijo.
Apenas se bañe le sirvo el desayuno, mijo.
Hasta el diablo tiene sus derechos, mijo.
A nadie se le interrumpe, mijo.
No le contradiga a nadie, mijo.
Póngase a hacer algo, mijo.
No imite a nadie, mijo.
El mejor impulso es un buen comienzo, mijo.
Siempre que se levante dele gracias a mi Dios y salude a su mamá, mijo.
La cama y la pereza, llaman a la pobreza, mijo.
Después de comer, ni un manuscrito leer, mijo.
Una idea buena?… Escríbala, mijo.
Con la candela no se juega, mijo.
Orden, aseo y progreso andan juntos y es por eso, mijo.
Dime con quien andas y te diré quien eres, mijo.
El sueño es sagrado, no lo despierte, mijo.
Defínase oportunamente que eso es personalidad, mijo.
Saque las manos de los bolsillos, mijo.
Confíe en Dios pero no se arrime al peligro, mijo.
El que pierde la vergüenza no sabe lo que se encontró, mijo.
El exceso de simpatía con los poderosos es pura mediocridad, mijo.
Ayúdele al amigo a levantar la carga pero no se la lleve, mijo.
No se vaya quedando atrás, mijo.
No le deba a nadie, mijo.
Donde hay razón, sobran los gritos, mijo.
Estar entusiasmado es tener a Dios por dentro, mijo.
No le dé la espalda a los mayores, mijo.
Guarde algo, mijo.
Arregle la casa primero, después arregle el mundo, mijo.
No pierda los estribos, mijo.
A las mulas con mañita, mijo.
Haga las cosas con las dos manos, mijo.
Arbol que crece torcido, nunca su rama endereza, mijo.
La suerte se la hace uno mismo, mijo.
Las leyes naturales son mudas, mijo.
La cosa es nuestra cuando nos cuesta, mijo.
El que esconde la edad es porque no ha sabido vivir, mijo.
El que no saborea la mañana envejece muy ligero, mijo.
Pan con pan, comida de tontos, mijo.
El que aprende y no practica es como el que ara y no siembra, mijo.
Déjese querer, mijo.
Al niño suéltelo, pero no lo deje solo, mijo.
A donde le den la «ñapa» no vuelva, mijo.
Marque siempre lo bueno del libro, cuando el libro es suyo, mijo.
No se convierta en «sapo» de su papá, mijo.
Gallina vieja, caldo delicioso, mijo.
Váyase antes de que lo echen, mijo.
Con cara de bobo no se le arrime a nadie, mijo.
Hágalo reir y es suyo, mijo.
La felicidad es para compartirla, mijo.
No coma en la calle nunca, mijo.
Mantenga la frente y las manos siempre limpias, mijo.
Las primeras cositas malas se las van a enseñar los primos, mijo.
No se arrime mucho a la basura, mijo.
Que estará escondiendo el que tanto muestra, mijo.
A donde lo quieran mucho no vaya muy a menudo, mijo.
Todo lo limpio es bueno, menos el bolsillo, mijo.
Abrale el ojo a la caranga resucitada, mijo.
De los totalmente neutrales no se confíe mucho, mijo.
No ensille sin traer la bestia, mijo.
Voz suave y buen garrote, mijo.
Aproveche esa caída para que se pare más derecho, mijo.
El ánimo del hombre es su destino, mijo.
El que mucho escoge, lo peor se lleva, mijo.
Dios nos da el pan pero no lo lleva a la mesa, mijo.
Descomponga el trabajo en etapas, mijo.
Atrás con los recuerdos negativos, mijo.
No dé órdenes, mijo. Recuerde que la pregunta suaviza el mandato, mijo.
Aprenda a escoger los amigos, mijo.
El amor es como la Natilla, si no se revuelve se pega, mijo.
DOÑA IRENE
Un mágico poder la iluminaba
en la cordialidad de sus virtudes,
Siempre mi madre en las vicisitudes
el pan con la bondad multiplicaba.
Nadie pudo engañarla, comprendía
con sabio amor al corazón humano,
y conste que jamás entre su mano
tuvo un tratado de psicología.
Conversaba con tierna simpatía,
Nos enseñaba a amar la poesía
a través de lo humano y lo divino.
No me demoro nada -nos decía-
mientras discretamente acudía
a la necesidad de algún vecino.
Hernando Montoya Montoya